31 diciembre, 18:00 La tía Josefina, y sus manías, pasan
las fiestas con nosotros. “Sobrinos, venid a buscarme después de la merienda.”
19:00 Tiene achaques, se desorienta y acaba desvistiéndose en el
balcón pensando que es el baño. “A ver si ponéis la calefacción, seréis
tacaños…”
20:00 Chochea. Cuenta que se ha echado novio, no recuerda su
nombre, pero dice que es pequeñito y muy fortachón. “No te rías sobrina, vamos
en serio.”
21:00-23:00 Esa extraña capacidad de los mayores de
comer “por si acaso”. Atracón, vómitos y dentadura postiza volando. “Sobrina
¿un caldito para asentar el estómago?”
23:00 Haciendo tiempo: “Tía noooo, son las piedritas del belén,
no garrapiñadas.”
00:00 “No, son los
cuartos. Ahora. Sí, sin pepitas. No tía,
ya no dan el show de Rafaela Carrá…”
02:00 “Pero tía, ¿qué haces? que esta es mi cama, aquel es tu
cuarto… el de la lucecita”
02:10 Ring Ring Ring. “¿Cómo se ha reseteado el router? Tía
Josefina, aquella lucecita…”
04:20 Hija que vuelve del cotillón. “Mamá, ¿Qué hace la dentadura dentro del
frigo?”
06:15 Crash crash, catapun pun pun. “Tía por Dios, ¿Qué haces en
la cocina con un cuchillo a estas horas?” “Ay sobri, tenía hambre y como sobró
turrón, pero… alguien me ha robado la dentadura…”
08:30 ¿Por qué la gente mayor duerme tan poquito? “Sobrina, sí
con dos cucharaditas de azúcar. Por cierto, ya me acuerdo del nombre de mi
novio. Es Madelman”.
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