miércoles, 13 de mayo de 2015

Rec : Temp VIII Semana 28: Lapsus


Después de un paréntesis de un par de meses por eso tan ambiguo como son los "asuntos personales" comienzo tímidamente a escribir de nuevo, y con la alegría de haber ganado esta semana en el Rec.






Lapsus
Ya no podíamos contar con él, llevaba un tiempo haciendo cosas raras: a veces hacia girar tanto su cola que salía volando como un helicóptero y con el torbellino tiraba las figuritas del armario, otras se colgaba de la lámpara, se sacudía y nos llenaba toda la alfombra de pelos, pero lo peor es cuando adoptaba la figura de caza, inmóvil como una estatua y la cola se le ponía morada.
Hoy ha venido el veterinario y dice que no hay que sacrificarlo, nos ha explicado que las pastillas anti-pulgas son estas marrones, y las azules, las del abuelo.



He compartido espacio con mis compañeros 

Juan Rueda Sánchez
¿Y ahora que?
Ya no podíamos contar con él. Siempre había sido el que había zanjado todas las cuestiones, el que había solucionado los problemas. Y lo cierto es que nos habíamos acomodado, y dejamos de pensar en muchas cosas, desde las más importantes a las más insignificantes. La comida, la ropa, la decoración de la casa… Todo pasaba por sus manos. Y ahora, llevábamos un buen rato sentados alrededor de la mesa, en silencio, mirando atontados el elegante y dorado jarrón con sus cenizas, como si esperáramos que saliera y nos dijera dónde quedaría mejor.

María Requena Espada
Se acabó lo bueno
Ya no podíamos contar con él para colarnos en el cine, para robar en el supermercado, para pintar de rojo las ovejas de su abuelo, o para dar la vuelta a los pupitres y poner histérica a la profesora. Tampoco para lo que yo más disfrutaba: lanzar piedras desde lo alto del puente que cruzaba la autovía a Madrid. Empezó paseando absorto detrás de aquella mojigata de faldas hasta los tobillos, pero el día que lo vimos entrando en misa de doce supimos que todo había acabado