El casting
Hoy tampoco ha podido
ser. Nos presentábamos tantos... ¡a la porra!. Ya le llamaremos –me dicen. Y
nunca llaman claro. Otros son más brutos,
o más sinceros, según como se mire – no eres lo que estamos buscando, no
nos encajas, o directamente un -no tienes talento chico, búscate otra
profesión. Empiezo a pensar que quizás no sea lo mío. Creo que ya he probado de
todo: trágicos, cómicos, incluso cosas menores de secundario, pero nada.
En fin, aquí sigo yo en
mi camerino, con mi disfraz y mi maquillaje. Debo pensar seriamente en mi
futuro... tengo mi profesión de actor, pero...
¿debo seguir mi sueño? ¿Voy a seguir presentándome a más castings? ¿A las tristes
oposiciones de funcionario?, ¿a las cómicas pruebas de aptitud de bedeles?, ¿a
chico de los recados?
Cuando acabe mi actuación y caiga el telón, prometo pensarlo. Quizás deba asumirlo: la
realidad no es para mí y estoy bien aquí, en mi mundo de fantasía. Soy actor, y nunca tendré un trabajo normal, que se le va
a hacer...