El leve crujir de la viga de la que cuelga
su padre le devuelve a
la realidad, esa que le perseguirá toda la vida. Grabará en su memoria el azul
cerúleo que perfila la soga y el ligero pero tenaz cárdeno en que se va
convirtiendo. Aspira profundamente, quiere empaparse del olor del rigor mortis,
y clava su mirada en los ojos vidriosos donde se ahoga la incredulidad. Debe
recordarlo para siempre y ser capaz de transformar su recuerdo en palabras, las
más impactantes jamás escritas. -Será un best seller- piensa, mientras los
policías lo introducen en el coche patrulla.
Trágica forma de encontrar la inspiración, un saludo Mel.
ResponderEliminarMe gusta cómo has escrito esta historia. Bellas palabras para transmitir la mente fría de un criminal, de un psicópata. Beso. Ana U.
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