Alguien
ha empezado a tirar del hilo, suave, pero firme. Ya no
le quedan energías para contrarrestar aquella fuerza. Está agotado tras horas
de suplicio y desea que todo acabe cuanto antes. Sus ojos vidriosos reflejan
miles de condenados como él y se agita en un último espasmo. Unas cuantas
sacudidas más, el desgarro de la carne, el cuchillo que le descabeza,
descuartiza y le saca las tripas. Ya no es nada. Su cuerpo: manjar para los
humanos y su concha de Carey un trofeo por el que merece la pena matar.
Es bueno ponerse en la concha del otro.
ResponderEliminarSaludos Mel.
Suelo ser realmente bueno.
ResponderEliminarGracias!!!
o sea, que me lío solita. Vaya el poder que tiene una sola letra. Que digo que sí, que suele ser muy instructivo ponerse en la piel del otro.
ResponderEliminarje je, las letras traviosas...
EliminarPor lo secundario nos matan y por lo importante matamos. Cruel vida esta.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Así es Juan Manuel. Gracias por la visita
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