El rey manosea nervioso su corona mirando con disimulo a los
abogados de la acusación. El del pelo punki podría ser el representante de los
erizos, o de los cáctus. La mujer vestida de Channel la de las costureras y el
tipo con el alfiler de corbata el de los vendedores de ruecas. Quién le
mandaría promulgar aquella estúpida ley que prohibía los objetos punzantes… ¡Cuánto mejor si hubiese escuchado a la
reina, siempre tan pragmática, con
aquella idea del torreón inexpugnable y el dragón! La ironía es que el mayor
peligro para la princesa fue aquel joven, el que les salió rana ya que resultó
ser un buen pájaro.
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