Hoy es el día de la mujer
trabajadora, y me suele gustar escribir algún cuento en fechas especiales. Pero
esta vez lo que cuento es una historia real, porque a veces, la realidad supera
la ficción y porque, en esta ocasión, quisiera rendir tributo a una gran
trabajadora... y sobre todo a una buenísima persona que me regala su amistad. Creo que no hay trabajo
pequeño, simplemente sueldos escasos.
Mi amiga Laura trabaja en
un despacho de abogados. Tiene, según dice ella, un trabajo insignificante:
hace fotocopias, archiva expedientes, lleva documentos al juzgado, recoge actas
del registro, y aguanta los caprichos de su jefe: un súper abogado de muchas
campanillas. Se siente pequeña e infravalorada. Se queja a menudo de los casos
importantes que ve resolver a su jefe y ella, en cambio, sólo mueve papeles de
un sitio a otro. Y hace el chiste de que pese a tanto papel que maneja, no sabe
cuál es su papel en la vida...
Hay que decir, que algo
de razón tiene la mujer. De hecho, por no tener, no tiene ni siquiera una
cuenta de email. Usa la de su jefe, el súper abogado, que es demasiado
importante para contestar él mismo los correos. Gracias a este desprecio por la
tecnología que siente el señor abogado, es como Laura y yo charlamos y
mantenemos el contacto. No se me escapa que muchos viernes, antes de archivarlo
todo y cerrar el despacho, se queda media horita más. Allí, sola, en la paz del
despacho vacío, me envía un email, que luego debe borrar claro está. Ella es
consciente de que rara vez leo sus correos el mismo viernes, ya que suelo
quedar con los amigos para tomar algo. Yo, a su vez, le leo el fin de semana y
le contesto para que lo lea el lunes a primera hora. Es nuestro pacto.
Hace unas pocas semanas, quiso
la casualidad que el viernes me retrasara al salir de casa, y leí su email. Me
decía, -ojalá que estuvieses ahí, necesitaría que me echases una mano porque
tengo una mezcla de pena, rabia e impotencia... y me contaba una historia
terrible.
Todos los días suele tomar
el cafelito mañanero en una degustación, y, después de tantos años tiene cierta
amistad con la dueña. Esa mañana de viernes, aquella, sabiendo que mi amiga
trabaja con abogados, le preguntó a ver qué clase de casos llevaban, porque quizás necesitasen uno. Le contó que su
hermana mayor está separada y que tiene dos niñas de 5 y 7 añitos. Tiene la
custodia compartida y el sábado debía llevar a las niñas con su ex marido. Pero,
en la familia tenían sospechas de abusos sexuales a la pequeña, ¡¡5 años!! Y en
esos momentos estaban en el hospital con el médico forense. Por desgracia
mientras le contaba todo esto, recibió la llamada de su hermana confirmándole
estos hechos.
Laura, lógicamente, subió
a su oficina, habló con los abogados del bufete y se puso en marcha toda la
maquinaria. Tuvieron una tarde ajetreada con el procurador, preparando
documentación para el juez, etc etc etc. La madre dejó a las dos niñas en la
cafetería de su hermana y estuvo allí, en el despacho, encerrada entre
abogados, pero estaba preocupada por las niñas, así que decidieron subirlas al bufete.
Y evidentemente le iba a tocar a ella, a Laura, cuidar de las niñas. En ese
inpass entre que iban a buscarlas y llegaban, me envió el correo. Estaba
agobiada, su email destilaba una rabia que jamás había visto en ella, que es
una persona muy tranquila por lo demás. Me decía –leerás esto mañana, ojalá que
me leyeses ahora y pudieses ayudarme...
Puesto que le contesté, a
ver en qué podía ayudarla (además de decirle que efectivamente yo también
compartía la idea de que algunas personas estarían mejor muertas que vivas).
Laura me preguntaba, ¿tienes algún cuento infantil? Por fa envíame, para que
les lea y les ponga a dibujar. Eso hice, simplemente envié un email con un
cuento, le deseé lo mejor y me despedí. El sábado y el domingo le llamé, pero no
me cogió.
El lunes a primera hora,
tenía un email suyo. Me decía que bueno, que judicialmente ya habían hecho
todos los papeles, la denuncia, habían paralizado evidentemente el entregarle
las niñas al padre... y que estaba emocionada porque al acabar aquel viernes,
al salir del despacho, la madre le abrazó a ella, porque en mucho tiempo no
había visto jugar y divertirse a sus niñas, y le daba las gracias. Y Laura a su
vez, me daba las gracias, porque según ella, era por mi cuento...confieso que
casi me eché a llorar.
Yo también le escribí.
Creo que hay historias que nos enternecen, o nos infunden valor, o nos hacen
reír, pero ningún cuento es comparable con dedicarle un rato a jugar con los
niños y provocarles una sonrisa. Es decir, hay un juego y unos compañeros: el
parchís está genial si tienes con quien jugarlo, si no, no es nada.
Le dije a Laura, que ese
había sido su papel, el de compañera de juegos. Y que seguramente la madre, lo
que más recordaría de ese día, no era los papeles llenos de firmas de los
abogados, si no los papeles con dibujos de sus hijas, el saberlas niñas y
felices. Creo que ese viernes el papel de Laura, fue sin duda el mayor en todo su
bufete.
Hoy es el día de la mujer trabajadora, y Laura que se siente siempre tan poquita cosa, debería estar orgullosa. Por eso cuento su historia.
Te recuerdo que NO HAY
TRABAJO PEQUEÑO, solo sueldo escaso, que no es lo mismo...
Mel... primero ZORIONAK por éste, nuestro día, y segundo, tercero, cuarto... ZORIONAK por esta preciosa historia. No hay mejor inspiración que la vida misma.
ResponderEliminarUn ejemplo envidiable de amistad el que tenéis tu amiga y tú, y un entrañable, emotiva y preciosa muestra de generosidad el desplegado por ambas.
Me ha conmovido!!!
Gracias por este precioso regalo.
Que cuides el regalo que tienes tú con tu amiga!!
Muxu handi bat
Marta
María, leída esta historia tan dura y emotiva, tengo que decirle a tu amiga Laura que todos los trabajos son importantes. Un simple tornillo pone en marcha un gran artefacto. Una simple flor da vida a una estancia. Una palabra amable crea un buen ambiente laboral y el equipo humano es más resolutivo y eficaz.
ResponderEliminar¡Enhorabuena por todo lo que hicisteis entre todos!
Y como siempre, lo has contado todo muy bien.
Muxu handi bat. Ana U.