Esta ha sido mi propuesta mensual de enero en ENTC con el lema de "tras su rastro por la nieve".
Las runas profetizaban un nacimiento divino
siempre que coincidiesen el solsticio de invierno y la luna llena. Pero los
dioses, caprichosos, hicieron nacer dos bebés aquella noche. Una niña de piel
blanca y pelo oscuro, y un lobezno negro de ojos color plata, fruto de una loba
apresada por los cazadores. El druida,
presintiendo que era un alma dividida en dos cuerpos, tomó bajo su tutela a ambos
y se internó en el bosque mágico de Huelgoat.
Años después, Alda era una joven bella y sabia, a quien el
jefe del clan celta deseaba aunque estuviese prohibido unirse a una diosa. Pero
ella siempre iba protegida por su inseparable Tuán, el lobo negro. Un anochecer
los siguió y disparó una flecha contra el animal dejándolo herido. Iba a
rematarlo cuando Alda se interpuso
recibiendo la espada en su pecho. Él enloqueció por haberla matado y se degolló
a sus pies.
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Es una mezcla de las leyendas celtas del "anam cara" o amigo del alma, los hombres lobos y el recuerdo del maravilloso bosque de Huelgoat.
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