Salid malditas, se qué estáis ahí. Os siento dentro de mi ser aferrándoos como garrapatas a la masa encefálica. Os oigo arañando mis neuronas, pero ese no es vuestro lugar. ¡Salid de mi cabeza!, no soporto cómo os arrastráis por todos mis pliegues y os filtráis dentro de mí invadiéndome. Conseguiré sacaros y que os busquéis otras víctimas a quienes contagiar. Sois peligrosas, malditas ideas, buscaros a otro anfitrión.
A esto llegaremos, a no querer tener ciertos pensamientos. Cuando renunciemos a nuestros principios y nos vengan ideas contra las que siempre nos hemos alzado, entonces será el fin, y habrán ganado los otros. Muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo
JM
A saber Juan Manuel, a saber... a algunos habría que quitarles las ideas que tienen, a otros ponerle alguna decentita, pero es que tengo entendido que las ideas tienen vida propia y nadie es su dueño.
ResponderEliminarSaludos
Los pensamientos... a veces nos piensan, nos poseen. Hay que ser buen domador en ocasiones. Muy buena reflexión Mel.
ResponderEliminarMe gusta eso de ser domador de ideas, moldearlas y mantenerlas a raya... Besos Concha
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