Envidia
La sirena
cautiva vomita pulpos de siete patas en la taza del váter, signo
inequívoco de que en nueve mareas eclosionarán los alevines. Los pescadores discuten entre sí. Los más
experimentados suplican arrojarla por la borda y así evitar la ira del rey del
mar. Los jóvenes prefieren vender la exclusiva y cuelgan una foto en facebook. Las
walkirias, celosas, descienden en picado para hacer honor a su nombre.
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