A las doce en punto, acudieron todos a la cita clandestina.
Querían escuchar a su líder. Les daba esperanzas de que un día, no muy lejano,
volvería el poder para el pueblo, el día de la liberación. Cuando su nuevo
ídolo subió al estrado improvisado en una carreta, se hizo el silencio.
-Amigos, dejad atrás tantas humillaciones. Esta semana nos han
azotado, degollado, pero ¡nunca más! ¡Acabemos con el patrón!
Los rebuznos, mugidos y ladridos se elevaron en la granja hasta
ser un único grito atronador.
En ese momento George, despertó sobresaltado. Por fin le
visitaban las musas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario