¡Malditos bastardos! No
les basta con echarnos de nuestra tierra y diezmarnos, no, ahora la guerra
bacteriológica está a punto de exterminarnos. Recorro las calles agazapado,
escondiéndome entre las sombras, protegiéndome tras los cubos de basura. Su
peste consigue disimular mi propio tufo mezcla de sudor y pánico. Debo informar
a mis superiores y organizar la retirada. Salvar a otros, mantener la especie,
solo eso podrá reconfortarme ya. En mi mente quedarán grabadas para siempre las
imágenes de los míos. ¡Mis hijos! reventados por dentro, con las entrañas
hinchadas y babeando sangre negra. Se me erizan los pelos solo de recordarlo.
Pero nosotras somos más y mucho más fuertes que los apestosos humanos, sobreviviremos
una y mil veces. Palabra de rata.
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