El tiempo y
su ambición cambiaron los zurcidos de sus calcetines por corbatas de seda. Atrás
quedaron las ilusiones de juventud adormiladas en el confort de la rutina. Pero
hoy tras recibir el diagnóstico y la certeza de su final, el pasado se ha
colado en su mente y las viejas aventuras se le han encendido en los ojos. Aún
le queda tiempo y no lo desaprovechará.
Eso, más vale tarde que nunca.
ResponderEliminarBesos María.