Cuando tienes un problema
lo de menos es el nombre. Los científicos lo llamaron efecto Carrington, los
religiosos el Armagedón. Inicialmente yo lo llamé “me aburro” pero claro, es
que sólo tenía 10 años, y de repente mi mundo se apagó. Papá me explicó que la
radiación solar destruyó toda nuestra tecnología, no había electricidad ni nada
de lo que por aquel entonces era básico.
Tuvimos que aprenderlo todo de nuevo. Ahora que ya soy anciano, miro atrás y
recuerdo las tardes de juegos al aire libre con los amigos, ya nunca me volví a
aburrir.
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