Una
noche, una vez al año, regresa toda la familia y es entonces cuando compartimos
momentos vividos en distintas ciudades. Por un instante es como tener el mundo
en mis manos. Aquí en el pueblo se
convertirán en recuerdos, en mis pequeñas conversaciones con el panadero, ese
que siempre pregunta por la pequeña, o mi motivo de orgullo en el café después
de misa, y sobre todo en mi esperanza para vivir un año más y volver a veros.
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