Alex estaba feliz con su disfraz de astronauta. Mamá había intentando convencerle para llevar el traje de vaquero, pero no, él insistió en ir igualito a Manu, su hermano pequeño. Ella suspiró y cedió, la adolescencia estaba ahí, pugnando por salir y pensó que ya habría mayores motivos para discutir con su hijo. Además lo había confeccionado todo él solo a base de papel de aluminio, tubos de plásticos y kilómetros de cinta aislante. Papá la abrazó por la cintura «se nos hace mayor» le susurró al oído.
Toda
la familia se encaminó a la fiesta de Navidad y Manú sonrió de oreja a oreja al
ver a su hermano lleno de cachivaches.
-¡Ahora
somos iguales mamá!, nadie sabrá quién es el enfermo ¿verdad?
-Comandante
Manu ¿enfermo usted? Solo padece el mal del espacio por llevar tanto tiempo en
este planeta, con unos rayos más de sol volverá a estar como nuevo…
Ambos
niños rieron y con el resto de compañeros disfrutaron de la fiesta. Había
príncipes a lomos de sillas de ruedas, niños-ranas sin pelo y con bombonas de
oxígeno, caballeros con arneses de titanio, genios con lámparas de goteo, hadas
buenas con pañuelos en la cabeza en vez de tiaras, bandoleros con mascarillas,
piratas de pata-muletas, sirenas de piel escamada…
-Sí,
se nos hace mayor- dijo mamá a papá –ojalá pronto dejemos el planeta
Oncolandia.
http://vimeo.com/54275902
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