Demasiados
asientos vacíos para un vuelo low-cost. Debo tranquilizarme, es un trabajo
fácil. Dejarme seguir por la pasma, confundiéndome con… ¡qué más me da quien sea!, paga
espléndidamente. Es una pena que sea un trabajillo suelto. Eso no lo entendí.
Nadie sabe quién soy, voy maquillado, disfrazado. Podría volver a trabajar para
él… es un poco raro «Ambos viajaremos, aunque usted se va y yo me quedo»,
pero educado, me dio las gracias junto con los 1000 euros y el billete de
avión. Debería animarme, ya contactará de nuevo para seguir con ese embuste. A
ver si se mueve este cacharro, ya vamos con retraso, estas compañías baratas...
¿las azafatas? Ni rastro, ¡qué desastre! Los pilotos, sin aparecer. Huele a
queroseno. Esos dos del fondo, los polis, parecen nerviosos. Es el colmo, ¡ni
luces en la pista! Bueno, al menos se acercan dos tipos con antorchas de fuego.
Todos los participantes, ganador y finalistas
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